El día primero de enero de 2022, entrarán en funciones las nuevas administraciones municipales, de Torreón y de Matamoros, y habría que reflexionar que esperamos de estos gobiernos. Primero, evaluar con detenimiento, y en base a evidencia, aquellos que si funciona y que puede funcionar mejor.

Evitar cambios por ocurrencia

Tomar en cuenta, que hacer cambios repentinos y bruscos por simple ocurrencia puede generar desequilibrios. Estos cambios deben ser graduales y dejar aquello que sí está funcionando. No solo porque lo implementó otra administración o partido necesariamente es malo o deficiente.

Visión metropolitana

Se espera también mucha voluntad, para aceptar que se cometerán errores y se necesitará humildad para reconocer los aciertos. Es importante que compartan una visión metropolitana, que sepan que, así como comparten problemas, también pueden compartir soluciones. Dejar atrás esa visión municipalista y cortoplacista, y cambiarla por una de largo plazo.

Menos nómina, más inversión

Esperamos también que distribuyan adecuadamente el gasto. Menos nómina, más inversión menos deuda, mejores servicios. El pavimento y el servicio de agua potable son los peor calificados. La inversión en infraestructura productiva debe ser prioridad, históricamente ha sido relegada. En algunos casos menos del 10% del gasto total se destina a este rubro.

Condicionantes del desarrollo

Recordemos que la falta de infraestructura adecuada y la ineficiente provisión de servicios impiden un mayor crecimiento de las ciudades, y frenan las ventajas competitivas contra otras ciudades. Estos son elementos determinantes y condicionantes del desarrollo, nos merecemos ciudades inteligentes e innovadoras.

Cerca de los ciudadanos

Los Cabildos deben atender temas prioritarios, apegarse a los planes operativos, y estar cerca de los ciudadanos. Eso se logra asistiendo a las sesiones de comisión, informarse de los temas previamente antes de votar, y discutir con argumentos técnicos, no políticos.

Funcionarios abiertos a escuchar

Y, por último, y no menos importante, necesitamos funcionarios públicos abiertos a escuchar, en ocasiones diferentes puntos de vista, perspectivas distintas y, sobre todo, que sean tolerantes al señalamiento y a la crítica, deben tomar en cuenta a la sociedad civil, y tener presente que toda queja es una solicitud de servicio y toda crítica, una asesoría gratuita.