El costo de la violencia en México supera los $250 mil millones de dólares de acuerdo al Índice de Paz México con datos de 2018. Es una realidad que mientras más se deteriora la paz, más se eleva el costo de la inseguridad y de la violencia. Para 2019 podemos esperar esta cifra aumente pues sin duda será el año más violento en la historia reciente de este país con casi 30 muertes por cada cien mil habitantes.

Directos e indirectos

Pero no solo es ese indicador el que nos debe de alarmar, pues deben sumarse los costos directos e indirectos a consecuencia de los delitos y de las víctimas, de las medidas de protección en que incurrimos los ciudadanos y las empresas para protegernos de la inseguridad, así como los gastos a consecuencia de daños en salud, terapias psicológicas, gastos funerarios, etc.

Impacto económico

También habría que agregarle los gastos que incurre el Estado en proveer seguridad y justicia, pues a mayor inseguridad mayor es el costo. Definitivamente el impacto económico que tiene la violencia es grave, muy grave. Imagine usted lo que se está dejando de hacer con esos recursos, si se invirtieran en rubros productivos, que generen valor a nuestra sociedad, que las familias y las empresas ya no tuvieran que gastar en protegerse.

Contrastes entre regiones

El costo de oportunidad es alto, se pueden generar dividendos para todos. Pensar en eso no resulta tan utópico, pues en este país hay contrastes. Tenemos por ejemplo el caso de Yucatán, con niveles bajos de violencia donde se estima el costo económico de la violencia en $10,800 pesos al año per cápita, mientras que el estado de Colima es todo lo contrario. Sus altos niveles de violencia le están costando $83,000 pesos al año a cada habitante.

Niveles de violencia al alza

Coahuila se ubica en 5º lugar con un costo de $18,000 pesos y Durango en lugar 6º con $19,000 pesos. El futuro no es muy halagador, puesto que los niveles de violencia siguen aumentando, los robos ocurren cada vez con mayor violencia y los niveles terribles de impunidad son un incentivo perverso para quienes cometen un delito.

Solo el 7% de los delitos que ocurrieron se investigaron, y de esos solo el 3% terminó con una sentencia. Otro problema es que cada vez son más los Estados y municipios con niveles extremos de violencia, se ha dispersado. Al paso del tiempo algo disperso es más complejo de solucionar que algo focalizado.